martes, 24 de noviembre de 2009

Por necesidad.

Tengo una zapatilla mojada y un vago recuerdo de cómo terminó así. De a ratos me río sola, cuando me acuerdo de algunos momentos de lo que fue la noche de ayer. Y por momentos dudo, no creo saber bien si lo que pienso que pasó, en verdad pasó o es sólo parte de un sueño que no logro despegar de la realidad. Me ayuda mirar mi muñeca izquierda, porque encuentro algo que no es de ella y entonces pienso en dónde estará la pulsera que antes ocupaba ese lugar y la imagino volando por los aires, bien arriba, donde suceden los gritos que provoca la adrenalina, pero que no se escuchan desde donde me encuentro. De golpe mis labios me recuerdan que no estuvieron solos, y mis manos me cuentan que tocaron otras manos. Y mis ojos, que extrañan la mirada de otros ojos, no pueden entender por qué éstos se escondían hace unas horas. Mi mente no para de dar vueltas y piensa, piensa mucho, tanto que se ahoga en un mar de incertidumbres y no logra decidir qué pensamientos tener acerca de los momentos que recuerda. Entonces una voz ajena, pero amiga la tranquiliza y así me deja a mí continuar con este día siguiente. Me voy a bañar para devolverle a mi piel su propio perfume, que ha sido opacado, quizás por el de un circo de gente bailando, y vuelvo a ver mi muñeca izquierda, lo que me da la seguridad de que puedo pensar en otro día. Un día en el que aquella pulsera que andaba volando, pueda volver a ocupar su lugar y entonces yo pueda volver a verte y a lo mejor, cantarte una canción.

1 comentario:

  1. cantar...TE? quien sera el afortunado que te hace levantar la mañana despues con ese nivel de desorientacion? de locura...
    sera como mis mariposas que nunca se van?

    bien por tu catarsis novia negra

    saludos
    OLIVIA

    ResponderEliminar